PARA ALISA. (Mi última carta de Amor)

 

Boyan, buscaba ansioso en su macuto, algo con lo que escribir, necesitaba hacerlo sobre todas las cosas, más que comer.

Hacía tanto frío, que ya apenas sentía los dedos de las manos, cubierto de nieve, con la cara quemada por el sol y agazapado en una trinchera, construida con sus manos y las de los demás compañeros, que juntos veían pasar esa noche oscura.

Solo les acompaña el sonido de las bombas, la luz del reflejo de las explosiones, algún sollozo, porque los hombres también lloran, incluso guerreros como ellos, hombres endurecidos por las condiciones extremas en las que viven, obligados a participar en una guerra absurda, una guerra pensada y diseñada para hacer el mayor daño posible, a ambos lados de la frontera.

Hasta hace muy  poco, hombres, padres de familia, esposos, novios, hijos, hermanos, cuyas vidas se sucedían en la más absoluta normalidad, con todo tipo de trabajos, desde mecánicos, a profesores de universidad, desde obreros a ingenieros, desde niños, a soldados.

Una breve formación militar  de cuatro semanas y al frente, separados de sus familias, con un futuro incierto y a matar, ¿matar qué?, ¿a quién?

Todo esto parecía un mal sueño, resultaba todo tan irreal que asustaba, hasta que de repente un silbido en el aire, un estallido, todo humo, y todo negro, con un silencio que helaba la sangre, un silencio que jamás había sentido, la ausencia total, la nada.

-¿Estaré muerto?, no me puedo mover, no siento las piernas, no puedo gritar Ayuda!! Socorro!! – suplica Boyan.

Nadie escucha mis súplicas, estoy solo, no veo a mi alrededor, más que humo y sangre, cuerpos desmembrados, ya no reconozco a mis propios compañeros.

De momento alcanzo a ver tu rostro, tu pelo rubio con esas hondas maravillosas con las que jugueteaba cuando, a solas, nos hacíamos mimos, caricias. Tus manos acariciando mi rostro, recorren mi cuerpo mal herido como una pluma sobre su pergamino, como un pincel, el lienzo maravilloso que el artista intenta dibujar.

Ya no siento dolor, estoy contigo mi amor, mi querida Alisa, tus brazos me rodean, tus manos sobre mi rostro me dan una paz infinita, no tengo miedo, sé que voy a morir, pero no lo haré solo, estás a mi lado, tus palabras de amor resuenan en mis oídos como un manantial fresco, como los paseos que dábamos por Zaporiyia, el cine, los besos apasionados en mi coche. ¿Qué habrá sido de él?….

Me voy, sin motivo cariño, por esta sinrazón, por esta maldita guerra que no nos deja despedirnos, una matanza que no podemos explicar, porque las cabezas pensantes han decidido que nos matemos entre nosotros por un pedazo de tierra, por una frontera que no alcanzamos ver.

Me marcho con tus ojos gravados en los mío, con el azul del mar, con el amor que desprenden, con la inocencia que albergan.

 Boyan seguirá amándote, seguirá cuidando de ti, observando desde su nuevo mundo que seas feliz, que rehagas tu vida, que seas madre, la ilusión de tu vida.

Alisa mi amor, mi alegría, mi razón de vivir, mi compañía al morir. Te quiero…..

FDO DENTRO DE MI 2023

María José Martínez Rabadán.

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