HOY MIS PADRES NO HAN VENIDO A VERME.

 Hoy mis padres no han venido a verme, ha debido pasar algo malo. O, un momento,¿ han dejado de preocuparse por mí ? Deben estar enfadados, discuten mucho por mi culpa, dicen que soy una equivocación.

Mi cabeza da vueltas, entro en bucle, no me quieren, no me quieren....                                                        En en el fondo pienso que es normal, quien va a querer a una chica como yo. Vivo en otro mundo, rodeada de libros, no me relaciono con nadie, no tengo amigas. Estúpidas, con sus risitas, siempre haciéndose fotos, poniendo morritos. Yo prefiero viajar con mi mente, no me arreglo, un vaquero y una camiseta son más que suficientes. Mis deportivas, ya descoloridas por el paso del tiempo, sirven de mofa a mis compañeras. Me dicen que parezco salida de un contenedor. Que sabrán ellas.

Bueno ahora estoy ingresada, llevo un pijama azul, qué más da. Recuerdo la última conversación de mis padres: "La niña no está bien, dice que oye voces", mi madre lloraba desconsolada y mi padre solo quería deshacerse de mí. Era un estorbo para sus viajes, una vergüenza entre sus amigos.

No entiendo nada, vale soy rarita, lo admito. Voces, cierto, me hablan por la noche, a veces son voces blancas, buenas, me dan consejos y me ayudan a llevar el día, el insti y hasta en la piscina las oigo murmurar, bajo el agua están conmigo.

Pero las voces malas, son negras, horribles, arrastran grandes cadenas que yo oigo perfectamente, su chirrido avanzando por la sala.

Me dicen hazlo, hazlo ya, no esperes, si lo haces estarás liberada de todo este sufrimiento. No volveremos jamás a molestarte.

Es fácil, coge el bidón de gasolina que tu padre esconde en el garaje. Rocía toda la estancia, tu habitación, el fuego purifica, limpia, espanta los malos augurios. El fuego es poder.

Lo hice, llevé el combustible hasta mi cuarto y lo derramé sobre mi cama, pronto comenzaron arder las sábanas, las cortinas. Las llamas devoraban todo a su paso, como un gigante rojo. Poderoso, infranqueable. Corrí hasta la puerta de la calle sin dejar de mirar atrás. No veo a mis padres, no salen, las sirenas de los bomberos, las oigo.

Hoy mis padres no han venido a verme.

María José Martínez Rabadán.

Comentarios

  1. Que crudas palabras, no dudo que en algún momento hayan sido reales en este nuestro universo. Una vez más palabras sorprendentes que fluyen en tu mente y las plasmas con esa delicadeza y majestuosidad, eres un sinfín de creatividad.

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