AQUELLA TARDE DE ENERO

 

Nunca olvidaremos aquella tarde de Enero, soleada y cálida, que invitaba al paseo, para esta fechas todavía de invierno.

Era San Antón, y como todos los años fuimos a los festejos que se preparan para tal día festivo en nuestro pueblo, La Villa de Iniesta, suena regio, majestuoso, que pedazo de pueblo tenemos.

Allí toda la pandilla reunida, con nuestros padres, quedamos en vernos por la tarde y coger las bicis, como no camino de Consolación.

Tres chicas, Marta, Lucía y yo Luisa, los chicos Miguel, Hernando , Pablo y  se aparcó Lucas, bueno un tanto plasta pero gracioso, el pobre era el blanco de todas las bromas, algo inocentón, y siempre tenía el por qué en la boca, jajajaja, ahora lo recuerdo con tanto cariño, entonces no teníamos constancia del bulling, pero el pobre Lucas tendría mucho que contar al respecto.

Pues hecho nuestro grupo de amigos, con bocatas en la mochila y un refresco nos dirigimos hacia Consolación.

Un paraje precioso con una ermita en cuyo interior se alberga la Virgen de Consolación y por cuyos habitáculos todos habíamos explorado con detalle.

Aquellos trajes de boda polvorientos colgados, de bautismo, de comunión, brazos y cabezas de cera, de pequeños nos daba todo aquello un miedo que alucinas.

Al pobre Lucas le contábamos historias que no podía digerir y seguro que por la noche las pesadillas poblaban su mente sin poder conciliar el sueño.

Son ofrendas que los fieles hacen a la virgen por haberles concedido algún milagro de sanación que ellos habían pedido le habían pedido.

La verdad es que daban al lugar un aire espiritual y de misterio a que a la edad de catorce años, nos atraía sobre manera. El exterior era mucho más lúdico, con mesas de piedra y fuentes de manantial con un agua fresquita y rica, muy rica, un merendero donde se celebraban múltiples festejos, rodeadas de casitas que la gente alquilaba para pasar el verano.

Ahora con el paso de los años, lo recuerdo todo con tanto cariño, a no ser por lo que ocurrió aquella fatídica tarde, que con tanta ilusión habíamos organizado, la tragedia nos acechaba inocentes comiendo nuestro bocata en la fuente de La Perlica, ese agua pura y cristalina, tan rica, tan refrescante y escuchando música de mecano, Hijo de la Luna.. Quien nos iba a decir que esa letra y esa melodía no la olvidaríamos jamás.

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Después de devorar nuestra merienda, escuchamos voces desde el final del camino al rio

-        ¿Estáis oyendo? Hay gente por el camino, vamos con las bicis a ver quiénes son. Vamos a investigar.

Dijo Hernando, muy interesado en ir en dirección a las voces que retumbaban en el campo, cogimos las bicis y camino al  rio.

Por el camino el sonido se hacía más nítido, claro ahora entiendo todo, Gloria de Villalpardo, la chica más guapa que jamás he visto, pelo largo rubio con unas ondas casi perfecta, ojos azules y una figura envidiable. Hernando completamente colado por ella, y ¿Quién no?. A los chicos se les cae la baba cada vez que Gloria habla o los mira.

-        Hola espinaqueros!!- nos dijo, así nos llamaban los de nuestro pueblo vecino.

 Existía una especie de pugna entre los dos pueblos por la propiedad del Sitio de Consolación, es muy visitado por los municipios colindantes, pero la Virgen de Consolación es nuestra.

Decidimos bajar todos juntos hacia las cuevas misteriosas, cercanas a la huerta de la Matea, todavía tenemos tiempo antes que anochezca.

Y ahí estábamos un grupo de diez adolescentes en busca de aventura y de tonteo con los chicos.

Hallamos la cueva, Javi de Villalpardo, había estado con sus hermanos mayores, ellos llevaban linternas y un pico pequeño para ir retirando arena y telarañas que nos encontramos al intentar meternos dentro, -que asco por Dios- si está el lugar lleno de bichos- Gloria no parecía muy contenta con la idea, claro que Hernando no le faltó un segundo para ofrecerle su mano y ayudarla a avanzar por aquel recoveco.

Ángela gritó, gritó tan fuerte que pareciera de ultratumba con el eco de la cueva, algo había ocurrido y no bueno.

Enmudecimos de pánico, solo se oía nuestra respiración, gritamos –Ángela, ¿estás bien?¿ Ángela que ha ocurrido?

El silencio por respuesta, se mascaba la tragedia, a oscuras con una tenue luz de las linternas que nos hacía parecer fantasmas con nuestras propias sombras, comenzamos a reptar un poco más adelante para ver qué había ocurrido.

Se volvió a escuchar otro sonido, esta vez no identificamos que era o de dónde provenía, pensamos que podía tratarse de algún animal que al ver su hábitat amenazado intentaba asustarnos, pero no, ojalá.

Llegamos a una especie de cavidad abierta, donde nos pudimos poner de pie,

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Madre mía!!! quien nos iba a decir que esto existía, cuando lo contemos en el insti van alucinar. La cueva por dentro estaba repleta de estalactitas que daban al lugar un aspecto gótico, como el Fantasma de la Opera, película que habíamos visto en el cine de Iniesta.

Ángela continuaba sin aparecer, Javi propuso buscarla por todos los conductos que la bóveda central de la cueva tenía, pero la noche estaba próxima, nuestros padres se iban a preocupar y llamar a la Guardia Civil, ya que el padre de Javi lo era.

No podemos volver, el entresijo de túneles era tal, que no recordábamos cual coger para volver al exterior, cuando de pronto una luz, una luz brillante casi blanca sobre nuestras cabezas, quedamos perplejos, no podíamos mirar hacia arriba, era cegadora, con la mano en la frente y después de acallar los gritos que produjo esa luz en el grupo, adivinamos a ver que nuestra amiga Ángela era elevada por encima de nosotros, bajo la luz, parecía un mal sueño, pero después de frotarnos los ojos, comprobamos que era ella, ahora sí que gritamos, la luz alejaba a nuestra amiga de nosotros, ascendía como por arte de magia hacia arriba, el techo de la cueva se abrió, pudimos ver estrellas, ya había anochecido.

Acto seguido, de nuevo ese ruido fantasmagórico como venido de ultratumba y Gloria también fue elevada del mismo modo, y Lucas, Javi, Hernando, Lucía, en realidad todos fuimos abducidos sin remedio por esa especie de aspirador que nos elevaba del suelo sin oponer resistencia, ojipláticos íbamos ascendiendo uno por uno.

Yo desperté la primera, solo alcanzaba a ver una especie de sala, completamente blanca, pensé en un hospital, poco a poco fui recordando lo ocurrido, ¿Dónde estamos? Será el hospital, estamos heridos, no ha pasado lo que recuerdo que ocurrió, era una pesadilla.

Miré a mi alrededor, nada, solo paredes y suelos tan blancos como la nieve, hace frío, - Socorro!! Oigan por favor!! Chicos donde estáis?

Silencio total y absoluto, en esa especie de cama, observé que estaba atada como con unas bridas, no podía moverme, ya no podía gritar, volví a dormir.

No tengo noción del tiempo transcurrido, pero al abrir de nuevo los ojos allí estábamos todos, los diez, que alegría, nos abrazamos, y todos con la misma pregunta en la boca, ¿dónde estamos?

Pablo y Marta nos dijeron que mirásemos nuestro cuerpo, todos llevábamos unas batas blancas como de hospital, nos palpamos y sorpresa!!

Tenemos el abdomen vendado, algo nos han hecho que no adivinamos que podría ser, en los brazos teníamos marcas de haber inyectado algo en nuestras venas.

De repente, el muro blanco que nos mantenía aislados se abrió, mejor desapareció, un largo pasillo que nos invitaba a salir corriendo de aquel lugar,

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nos miramos todos y comenzamos andar por el corredor, todos juntos, agarrados entre nosotros.

Cuando me fijé en las paredes laterales, empecé a distinguir una especie de relieves, me resultaban familiares.

-Mirad todos a vuestros lados, decidme que estáis viendo lo mismo que yo-,

-Esa es la fachada del ayuntamiento de Iniesta y la iglesia de Villalpardo, el santuario de la virgen de Consolación, La Casa de los Espinosa ¡!!!!!

Fuimos enumerando los edificios o construcciones que reconocíamos cada  uno, hasta llegar al final del corredor allí estaba, La Ermita de Consolación, volvimos a salir por los habitáculos de las ofrendas, entre piernas y manos de cera, entre vestidos polvorientos de novias, nos encontrábamos de nuevo en el principio de nuestra excursión.

Asustados nos dirigimos a la parte exterior, bajamos las escalera rápidamente y allí estaban nuestras bicicletas.

-¿Cómo es posible? Exclamé, vosotros habéis visto lo mismo que yo, ¿no es un sueño verdad?-

El resto del grupo callaba, miraban al suelo o simplemente sollozaban.

Volvimos a casa, todavía había sol en el camino de vuelta, los de Villalpardo llegaron antes que nosotros, no nos despedimos, todo en silencio regresamos a nuestro hogares sin hacer comentario alguno de lo acontecido.

Al pasar al baño y cambiarme para ponerme el pijama, me miré en el espejo, una especie de mechón blanco caía sobre mi frente, en mi brazo continuaban aquellas marcas y en mi tripa tocando suavemente con las yemas de los dedos, parecía una inscripción, como un tatuaje pero en relieve, RIM, todo era cierto, lo ocurrido había sucedido, no encuentro explicación alguna y sigo investigando que demonios quiere decir esa palabra.

Nos volvimos a ver en Iniesta, los diez, todos teníamos esa palabra gravada, ninguno habíamos contado en nuestras casa, ni a nadie del instituto nada de esa tarde. Allí sellamos un pacto de silencio, jamás hablaríamos con nadie del tema.

Han pasado los años, ya no coincidimos ninguno salvo en las fiestas de uno u otro pueblo, ya adultos hemos hecho nuestra vida.

Yo estudié psicología e hice varios cursos de parapsicología y fenómenos extraños, sigo buscando el significado de las siglas o palabra RIM.

En el ayuntamiento coincidí con Javi, que alegría, tanto tiempo sin vernos.

 

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-Luisa estás guapísima, hace una eternidad que nos hablamos, ¿te parece si nos tomamos una cerveza fresquita en el bar de la Plaza?

Así retomamos una amistad de adolescencia, nos contamos más o menos nuestra trayectoria profesional, hasta que Javi me contó que era policía y se había especializado en fenómenos extraños acontecidos en varias casas en toda la geografía española.

Los dos seguíamos compartiendo esa pasión por lo inexplicable, y los dos seguíamos buscando el significado de la palabra RIM.

-Luisa que te parece si cogemos mi coche y bajamos un rato por Consolación, bebemos agua en La Perlica y damos un paseo por la Ermita- me propuso Javi.

Y así lo hicimos, todo parecía tranquilo, algún perro corriendo tras los gatos y silencio absoluto.

La verdad es que yo no había vuelto por allí, a la cueva del camino de rio le dije que ni de coña, pero entramos a la iglesia, la puerta estaba entreabierta, chirrió al abrirla y un escalofrío me inundó todo el cuerpo.

Pasamos dentro, seguía todo igual, con las ofrendas y demás, hasta que Javi apartó unos vestidos ya muy envejecidos y en la pared RIM.

Fin del misterio, pertenecemos a ese sitio, somos parte del paraje, estamos protegidos por la Virgen de Consolación, en cuanto al misterio de la cueva y esa abducción misteriosa, decidimos dejarlo de lado. Algo nos pasó, alguien nos protegió y nos devolvió a la iglesia, no hay más explicaciones, somos afortunados de poder contarlo.

RIM somos los diez, nuestra amistad y nuestra unión, de lo demás, quien sabe, igual dentro de unos años encontramos la explicación.

FIN

MARIA JOSE MAERTÍNEZ RABADÁN

DENTRO DE MI 2023

 

 

 

 

 

 

 

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