SOLEDAD
Cae la noche, el silencio es tan evidente, tan sentido, no hay peor sonido que la ausencia total de ellos. Está sola, con el pijama puesto y una copa de vino en la mano, la mantita de borreguillo y un buen libro, piensa, ¿esto es la soledad? que infravalorada está, que libertad siente al poder hacer lo que le apetece, al gustarse infinitamente más que antes, al saborear su copa sin ningún reproche, sin gritos, sin malas caras. Marianela es feliz, con tan poco, pero una tormenta azota fuertemente sus ventanas, la lluvia cae como torrentes por sus ventanas, corre a cerrarlas, echar las cortinas. Demasiado tarde, el mal ya está hecho, la tormenta viene para quedarse, trae viejos recuerdos que tanto daño le hacen, comienza la ansiedad, la taquicardia, busca por los cajones sus pastillas, no puede ser que el pasado le afecte, irrumpa de tal modo en su vida que a penas puede respirar. Era una niña, cuando pasaba las vacaciones de verano con sus abuelos, aquella casona tan fresquita en veran