EL DERECHO AL DUELO

 Que día tan frío, tan triste, tan oscuro, lo recuerdo como si fuera ayer. Un nueve de Diciembre, cuando sonó mi teléfono para decirme que ya había ocurrido, Ya? No puede ser, es demasiado pronto, mi hermano no, no pudo marcharse así, no él. Esas cosas les pasan a otra familias, a la mía no.

Pasamos nuestra niñez juntos, recuerdo como te defendía en el colegio cuando se metían contigo, como eras de inocente, tan puro, tan blanco, un ser lleno de bondad.

Pasamos la adolescencia casi a la vez, montando a caballo, cuando galopaba en el campo ,es como si una figura atravesara el horizonte, le rodeaba un aura como espectral.

Esos ojos verdes que enamoraban, siempre peinado, siempre pulcro, impecablemente vestido era una belleza de hombre. Hasta mis amigas me pedían que les presentara a mi hermano.

Por todas estas cosas reivindico el derecho al duelo, han pasado los años, pero el dolor sigue, le echo tanto de menos.... 

Dicen que superas la muerte de un ser querido, yo digo que nunca la superas, únicamente aprendes a vivir con ella, pero no hay día que no recuerdes a esa persona especial que se marchó demasiado pronto y que en cualquier momento del día o de la noche vuelves a mirar, a escuchar a tocar....

Unos años después fue mi padre, del mismo modo, por la misma razón, coincidiendo con mi prima Consuelo, otro pilar familiar ,otra vez no, tuvimos que pasar por lo mismo, un padre y un hermano, es demasiado incluso para las personas más fuertes. Nos consolamos al pensar que estarán juntos en algún lugar y eso hace más llevadero el camino de la vida sin ellos. Poco después mi cuñada, mi hermana, lo de Matilde fue un robo, nos la quitaron sin ninguna razón, en una semana, otro ser de luz que nos consolamos, pensando que está organizando en el cielo, a las patrullas de ángeles, poniendo a todos a trabajar, mi querida Mati era sí.

Cada vez que veo o leo que alguien joven ha fallecido por distintas circunstancias, no puedo evitar acordarme de esa familia, de esos padres, de esos hermanos, y vuelvo a revivir desde la distancia el dolor, el duelo.

Quiero llorar y no puedo, entonces una mueca de alegría viene a mi rostro cuando los recuerdo en vida, anécdotas, vivencias, están tan guapos los tres.. No han envejecido, nuestro recuerdo se detuvo entonces.

A todas las madres y padres que han tenido que enterrar a sus hijos, contra natura, los hijos deberíamos enterrar a nuestros padres, no al contrario, vaya mi pequeño homenaje, mi reconocimiento a la fortaleza de esas familias que logran seguir viviendo, trabajando y cuidando de sus otros hijos e hijas, esas personas si que son fuertes, sí que son guerreras.

En estos días, la tragedia de la DANA, tan cercana a mí, en Albacete, Valencia, Castellón, cuanto dolor, cuanta pena, pueblos totalmente destruidos, y lo peor los fallecidos, los desaparecidos, cuantas familias en duelo, un duelo que perdurará en el tiempo.

Queridos lectores me vais a permitir dedicar estas palabras a mi madre, que representa a todas las mujeres y hombres que siguen viviendo un duelo, representa la fortaleza, la superación, la aceptación y que a sus ochenta y siete años, sigue hablando de su Alfonso, su hijo, en tiempo presente.

Vivamos nuestro duelo como queramos, como podamos gestionar, cada uno, nuestro dolor, aferrándonos a ellos, con amor, amar sin tocar, una prueba difícil

Comentarios

  1. Similar a lo que me pasó a mi. Y es verdad, que no se supera, no. Se aprende a vivir día a día con ello. Y menos mal. Porque otras personas no lo aprenden y se machacan a sí mismas. No lo superan. Me acuerdo que mi padre, al día siguiente de la muerte de mi hermano, se dijo, que iba a hacer todos los días exactamente lo mismo que antes. Y lo hizo. Y tiro adelante. Pero mi madre...

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    1. Las madres son más sensibles, no estamos preparados para enterrar a nuestros hijos..va contra natura, imagina a mi madre con todo lo que vino después con mi padre, una madre coraje..a Gloria se le partió el corazón.

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  2. Despedir a quien tanto amas es un dolor candente, sintiendo el alma desgarrarse a jirones, el consuelo debería estar presente en una educación preparada para la muerte...es lo que lleva pegada a la vida ( nacer y morir) un tránsito de regeneración permanente...

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